Autor:
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Deguer C.
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Título:
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El Médico y la sociedad. ¿Nos
adaptamos a los cambios?
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Fuente:
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Idioma:
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Es.
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Texto:
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Pocos pueden dudar que
la Medicina Occidental ha logrado un éxito fenomenal. La enfermedad cardíaca
mataba dos tercios más de gente que hace 50 años. La frecuencia de condiciones
tan diversas como derrames cerebrales y traumatismos están siendo
gradualmente frenadas. La mortalidad por cáncer de mama se ha reducido el 25%
en menos de dos décadas. A los médicos nos gustaría atribuirnos estos
impresionantes resultados, por nuestro grado de habilidad y a los avances de
la ciencia.
Sin embargo, como Atul
Gawande puntualiza en su última colección de lúcidos ensayos: Better: A
Surgeon's Notes on Performance (1),-“La contradicción residual es que
mientras la medicina es exitosa, no pareciera serlo lo suficiente para
quienes la practican"-
Jerome Groopman,
oncólogo, escribió para el New Yorker, alertando y criticando la dirección
errada de las ciencias médicas -“El punto principal es el error que subyace
en la educación y entrenamiento, así también como en la sociedad entre
pacientes y médicos y aún los valores profesionales de la medicina. El error
yace en la forma en que pensamos. Algo está profundamente errado en la forma
en que hemos aprendido a resolver los rompecabezas clínicos y cuidado de la
gente. Muchos médicos han demostrado verdaderas lagunas en las habilidades de
comunicación entre sí y hacia sus pacientes”-
Debemos también a
aprender a pensar diferente. Una base sólida de conocimiento médico no es
suficiente para ser un buen médico. La investigación en errores cognitivos en
medicina revela que la mayoría de los errores no son técnicos (2).
A los médicos nos
gusta pensar de nosotros como miembros de una profesión. Sin embargo, las
definiciones de profesión y profesionalismo han cambiado. Un siglo atrás un
doctor era considerado como parte de una élite social, teniendo un único
dominio de un especial cuerpo de conocimientos. Profesaba un compromiso para
niveles de competencia e integridad que él esperaba que la sociedad respetara
y creyera.
Este compromiso
formaba la base para un contrato social entre la profesión y el resto de la
comunidad. De esta forma, la sociedad depositaba sobre los médicos la
autoridad, autonomía y privilegios para regularse a ellos mismos, a cambio de
los valores morales, conocimiento y habilidades técnicas mostradas.
Esta versión de
profesionalismo está ahora moribunda. Ya no somos más amos de nuestro
conocimiento. En occidente, se está feminizando no sólo la profesión sino
también el ingreso a las carreras de Medicina.
La gente está más
informada que hace un siglo atrás. Los pacientes tienen acceso a la misma
información que los médicos. Ellos pueden saber más que la mayoría de
nosotros sobre su propia condición especialmente en enfermedades crónicas.
Actualmente, cada vez
más se trabaja en grupos, y el médico comparte responsabilidades con
enfermeras y terapistas, entre otros profesionales. Si bien es verdad, que el
profesional médico tiene la responsabilidad final por el cuidado de los pacientes,
la noción de absoluto dominio y control sobre los mismos, no debe ser
sostenida.
Los médicos han sido
redimensionados en nuestra sociedad. Ideas de privilegio, autonomía y
autorregulación están también fuera de época. En parte, este oscurecimiento de
la imagen pública es debido a que ahora son vistos como falibles y la
sociedad está menos dispuesta a delegarles la sagrada autoridad de los
médicos. Como resultado, están siendo considerados más responsables que nunca
ante el público. Este proceso no ha sido sin dolor. En algunos países, como
Reino Unido, se perdió el poder de gobernarse a si mismos.
Competencia,
conocimiento, juicio, compromiso, vocación, altruismo, y un contrato moral
con la sociedad permanecen en el corazón de lo que significa ser doctor. Pero
hay nuevas dimensiones del profesionalismo que marcan algo de revolución en
la filosofía de la medicina.
Las expectativas que la sociedad tiene sobre la medicina han
cambiado. Los profesionales de la salud tenemos obligaciones hacia la
sociedad, los pacientes y nosotros mismos. Somos parte de un sistema de
cuidado de la salud inaccesible para la mayor parte de la sociedad, por lo
tanto debe ser manejado responsablemente.
Los profesionales de la salud deberían comprender que son parte del
sistema y no meros practicantes con simples pacientes. Estas
responsabilidades antagonizan con el sentido que han desarrollado los
profesionales de identidad independiente.
Asimismo, el ritmo de cambio en medicina es tan rápido que se debe
realizar una actualización constante de los avances del conocimiento. Debemos
aceptar que somos parte de un equipo multidisciplinario de salud.
Los médicos deben desarrollar un fuerte sentimiento de compromiso
social. La adaptación con sabiduría y humildad a los cambios sociales forma
parte de la llave de nuestro presente y futuro.
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Palabras Claves:
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Editorial
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Key Words:
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